El primer circuito cerebral del amor se pone en funcionamiento en la que – potencialmente – puede llegar a ser la primera etapa de una futura relación amorosa. Corresponde a la excitación sexual, fuerza autónoma que promueve la pulsión inicial a exponerse hacia los demás en la búsqueda y conquista de otra persona con miras a satisfacer el deseo erótico. Los modelos biológicos en torno al sexo postulan que, en nuestro cerebro, la lujuria se asemeja más a ciertos impulsos de los mamíferos, tales como el hambre, la sed o las ganas de consumir droga, que a estados de excitación emocional.
- Fase: lujuria
- Impulso: apareamiento
- Tipo de amor: Encaprichamiento
- Función: unión de la pareja en una primera instancia
- Duración: como estado de excitación sexual dura muy brevemente, máximo horas; y, como fase dentro de una relación, no puede alargarse más de semanas o pocos meses
- Circuito: sistema de atracción sexual indiscriminada
- Estructura y Zona cerebral: Hipotálamo
- Regulación: testosterona
- Sustancias bioquímicas: hormonas sexuales (testosterona, estrógenos, progesterona), adrenalina y noradrenalina
Esta primera etapa ha sido la más profusamente hasta ahora, por lo que existe bastante información disponible. Las investigaciones indican que, ante estímulos tales como fotos de contenido erótico explícito, se activan determinadas zonas del cerebro, tanto en hombres como en mujeres. Al encontrar deseable a una persona es como si se disparase una señal de alerta y nuestro organismo entra en estado de ebullición, manifestándose en cuestión de segundos una serie de alteraciones neurofisiológicas. Por ejemplo, el corazón late con mayor fuerza, se liberan grasas y azúcares que aumentan la capacidad muscular, aumenta la presión arterial máxima (sistólica), se produce una cantidad de mayor de glóbulos rojos con el objeto de mejorar el transporte de oxígeno a través del torrente sanguíneo.
Neurológicamente, este proceso se inicia en el hipotálamo, el cual envía mensajes a través del sistema nervioso a diferentes glándulas que regulan la liberación de sustancias químicas. Las suprarrenales reaccionan aumentando la producción de adrenalina y noradrenalina; y la pituitaria envía hormonas a las glándulas sexuales, las que comienzan a producir principalmente testosterona y, en menor medida, estrógeno y progesterona. Este ‘high’ químico resulta en modificaciones del estado anímico, consistentes generalmente en sensaciones de bienestar, optimismo e ilusiones al estilo de cuentos de hadas. Dichas sensaciones serían las precursoras positivas de la fase siguiente. Sin embargo, cuando el hipotálamo no está funcionando correctamente, pueden aparecer comportamientos irracionales, ansiedad y obsesión.
Las áreas cerebrales que se activa en esta fase de atracción sexual no coinciden con las que lo hacen en la etapa siguiente, la del amor romántico, aunque algunas de ellas sean comunes; lo cual podría relacionarse con que el enamoramiento se focaliza en una sola persona, mientras que la lujuria puede dispersarse ante varias. En este sentido, cabe mencionar que latestosterona no se relaciona con los gustos preferenciales, sino más bien con los genéricos y difieren en distintos momentos. Muchos estudios han mostrado que los juicios acerca del atractivo de hombres o mujeres se encuentran afectados por las hormonas sexuales; pero, las variaciones de los altos niveles de testosterona se asocian también con la inclinación por características culturalmente asignadas como atractivas.
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